«40 abrigos y un botón», de Ivan Sciapeconi, es una novela muy especial. La trama, anclada en los desafíos de la Segunda Guerra Mundial, explorando la vida de judíos, Hitler, Mussolini e Italia, se destaca por su enfoque singular. A diferencia del 90% de las obras que abordan este periodo, esta narrativa no sucumbe al odio inconexo. Más bien, se erige como un rayo de luz y esperanza en medio del oscuro abismo de la Segunda Guerra Mundial. 

Basada en hechos reales nos encontramos con Nattan, un muchacho que es arrancado de su hogar para preservar su vida. De esta forma, Nathan se ve obligado a dejar a su madre y a su hermano Sami en Hamburgo. A su padre dejó de verle cuando los nazis se lo llevaron. Su padre contaba muchos chistes. Su padre era divertido, quizás por eso se lo llevaron.

Estamos en 1942 y la ocupación alemana y el apoyo del Gobierno italiano del duce están en pleno apogeo. Cuarenta niños llegan a la estación de Nonantola, cerca de Módena, después de haber huido de la Alemania nazi. Los llevan hasta Villa Emma, allí encuentran su oasis en el desierto. No hay persecuciones ni miedos. Encuentran el apoyo del pueblo cuyos habitantes les arropan y les dan todo lo que pueden, les llevan la leña, les fabrican los muebles y las camas, les dan comida, les visten, les dan maestros, les enseñan a valerse por sí mismos. Es un buen lugar… pero están lejos de sus familias. Villa Emma será el sitio donde algunos tengan su primer amor y donde otros tendrán nuevos amigos, donde todos aprenderán a ser antes de llegar a su destino final: Palestina.

Sin embargo, este paraíso se ve amenazado cuando los nazis llegan a Nonantola, desencadenando un éxodo en busca de un lugar seguro. El infierno está cerca y no quieren que les atrape. Tienen la suerte de que ahora un pueblo les ayuda: Ya no están solos. Todos se ponen manos a la obra. Comienza un nuevo éxodo buscando un lugar que los acepte. 

Esta novela transmite esperanza en cada una de sus páginas. Sabemos que esta historia es real y no podemos dejar de regocijarnos por el hecho de que existiera gente buena, con miedo, pero con valor, en un escenario tan peligroso como el de la Segunda Guerra Mundial. «40 abrigos y un botón» es una novela conmovedora, es un faro que ilumina el horror que sabemos que se vivió y que se llevó por delante la vida de millones de personas.

Sabemos que esta historia es real y no podemos dejar de regocijarnos por el hecho de que existiera gente buena, con miedo, pero con valor, en un escenario tan peligroso como el de la Segunda Guerra Mundial.

El autor, Ivan Sciapeconi, logra transmitir la paz efímera de Villa Emma, resaltando el miedo de los adultos frente a la adversidad, pero sobre todo, destaca el amor de un pueblo hacia estos niños. 

Hay escenas, tan dolorosamente hermosas, que Ivan Sciapeconi nos las hace sentir en nuestro propio corazón. Ese momento trascendental en el que Nattan descubre una verdad crucial en su vida es muy conmovedor.  Sciapeconi narra este instante con tanta calma y con tanto respeto que el lector tiene que maravillarse ante su habilidad narrativa.

40 niños necesitan ser salvados y un pueblo les va a ayudar.

Roca Editorial nos obsequia con este fragmento de la novela en su web.

 

 

Fuente de la imagen de Ivan Sciapeconi: web del autor.

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