En «El evangelio del lobo», Beatriz Alcaná nos traslada al León rural de los años previos a la Guerra Civil española, una época cargada de tensiones sociales, religiosas y económicas que la autora captura con gran precisión y sensibilidad. La novela, publicada por Ediciones Versátil, es un fascinante cruce entre la historia, el drama social y el realismo mágico.

La trama se sitúa en un pequeño y olvidado pueblo leonés, Castroblanco, en la comarca de «la montaña de la Luna» donde las vidas de sus habitantes están marcadas por la pobreza, la incultura, la superstición y el omnipresente control de la Iglesia. En el centro del relato, encontramos a dos mujeres cuyas vidas se entrelazan de manera significativa: Mina, la maestra de la escuela pública y Céline, joven francesa, la maestra de francés del internado. Las representantes de dos mundos que, en lugar de chocar, se complementan y enriquecen mutuamente. Céline, que llega con una visión de libertad inspirada por una monja que fue su referente en el pasado, se siente inicialmente limitada por las restricciones de su nuevo entorno, como el uniforme o las normas estrictas, que implican prohibiciones. Sin embargo, su relación con la otra maestra le abre horizontes nuevos, ofreciendo un ejemplo de cómo el contacto humano puede romper barreras y transformar perspectivas.

En este contexto, las escuelas pedagógicas juegan un papel muy importante en la novela. No son solo espacios de aprendizaje, sino también escenarios de tensión ideológica entre los ideales progresistas de educación laica y mixta y el modelo tradicional influenciado por la Iglesia. Estas instituciones se convierten en un reflejo de las luchas internas del pueblo, simbolizando tanto las esperanzas de modernidad como los temores al cambio. A través de estas escuelas, Alcaná logra explorar las contradicciones de la época y el papel crucial de la educación en la construcción de futuros posibles. Seremos testigos del odio que aflora en algunos habitantes del pueblo, la incultura reinante, el miedo al saber…

La llegada de Miguel y Darío, amigos de Mina que vienen desde Madrid, introduce una energía renovadora en la escuela. Miguel, hijo del dueño del internado, mantiene una relación conflictiva con su padre, lo que añade una capa de tensión personal al relato. Junto con Darío, traen consigo elementos que transforman el ambiente educativo, como reproducciones de obras de arte y guiñoles, que no solo enriquecen las clases, sino que también despiertan la curiosidad y la imaginación de los niños. Su presencia simboliza la llegada de nuevas ideas y enfoques pedagógicos que desafían las estructuras tradicionales, convirtiéndolos en catalizadores de cambio en la novela.

Pero lo que realmente destaca en «El evangelio del lobo» es su atmósfera. Los oscuros bosques que rodean al pueblo no solo son un telón de fondo, sino casi un personaje más. La naturaleza, indómita y salvaje, encarna una amenaza tangible, simbolizada por los lobos que merodean y atacan al ganado. Estos lobos, sin embargo, trascienden su rol literal para convertirse en un símbolo de los miedos y fuerzas desconocidas que acechan tanto fuera como dentro de la comunidad. La superstición ha permitido que la gente crea en los lobisones (hombres lobos), ya que algunos de los daños que hacen parecen ser mayores que los que pueda hacer un lobo.

… lo que realmente destaca en «El evangelio del lobo» es su atmósfera. Los oscuros bosques que rodean al pueblo no solo son un telón de fondo, sino casi un personaje más.

La narrativa de Alcaná tiene un toque de fantasía que agrega una capa de misterio y profundidad. A través de pequeñas pinceladas de lo sobrenatural, la autora logra tejer una red de significados que enriquece al lector. Sin embargo, no se trata de una fantasía grandilocuente, sino de un realismo mágico sutil y contenido, que sirve para reforzar los temas centrales de la novela. Una atmósfera gótica que nos atrapa en su oscuridad metafórica y real.

En cuanto al estilo, la prosa de Alcaná es rica y bella, llena de imágenes que permanecen en la mente mucho después de cerrar el libro. Cada descripción del paisaje, cada diálogo entre los personajes está cargado de intención, subrayando el peso emocional y político de cada momento.

En resumen… 

«El evangelio del lobo» no solo es una historia sobre un pueblo en un momento específico de la historia de España, sino también una reflexión universal sobre el poder, el miedo y el conflicto entre lo viejo y lo nuevo. Es una lectura que atrapa, incomoda y emociona a partes iguales.

Recomiendo esta novela a quienes disfrutan de relatos ambientados en épocas históricas, pero con un toque de lo sobrenatural. También a aquellos que buscan historias que cuestionen las estructuras sociales y que ofrezcan personajes complejos y humanos. Sin duda, Beatriz Alcaná ha creado una obra que deja huella.

Ediciones Versátil nos invita a leer en este enlace en su web las primeras páginas de la novela.

 

 

Fuente de la imagen de Beatriz Alcaná: ed-versatil.com

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