Gutenberg
Hoy os traigo la biografía de un personaje sin cuya existencia hoy no estaríais leyendo este post ni yo lo habría leído y por supuesto, a parte de la existencia o no de internet, no tendríamos de qué hablar. Hoy os voy a hablar de Gutenberg, el inventor de la imprenta. Este será mi humilde homenaje al hombre cuya inteligencia y sagacidad hizo que llegara hasta nosotros el maravilloso mundo de la lectura, que hoy compartimos alegremente en este blog y en otros muchos sitios.
Corría el año 1398 cuando Johannes Gensfleish venía al mundo en la ciudad de Maguncia en Alemania. El nombre por el que le conocemos procede de una casa que pertenecía a la dote que recibió su padre al casarse en segundas nupcias. Su padre era un patricio de Maguncia orfebre y director de la Casa de la Moneda. Al proceder Gutenberg de buena familia termina sus estudios y se traslada a Estrasburgo donde se establece como orfebre.
Gutenberg fue un personaje bastante particular, a lo largo de su vida tuvo por ejemplo, que hacer frente a una demanda que le puso una dama al haber roto su promesa de matrimonio con ella. Este famoso inventor debía tener también un carácter que venimos a llamar fuerte, era rígido, áspero. Existen documentos donde se afirma que ordenó que se encarcelara a un hombre que no le había pagado unas deudas.
Lo que no cabe duda es que Gutenberg debía ser un genio y tenía amplias miras de futuro. Antes de su gran invento, descubrió un sistema con el que pulía piedras preciosas y después, se asoció con otros personajes para «aprovecharse» de la buena fe o inocencia que tenían los peregrinos que hacían el Camino de Santiago. Fabricó espejos que estas personas prendían a su gorro o a su capa, o túnica creyendo que así recogían los destellos de las reliquias para que expandieran su poder milagroso. Paralelamente, Gutenberg estaba trabajando, en secreto, en el invento que le daría fama mundial a lo largo de los siglos.
La escritura de libros venía de hacerse lenta y trabajosamente en los monasterios, en los scriptorium, pasando por las grandes universidades donde existía un mayor número de copistas y donde de todas formas, el número de copias era insuficiente. Se cambió de materiales: el papiro por el papel, y se cambió de técnica: se grababan las imágenes y las palabras en maderas pero esto resultaba costoso y las tablas se dañaban con facilidad. En este entorno surgen las letras talladas en metal que permitirían reproducir textos rápidamente y en gran número. No cabe duda las dificultades que Gutenberg debió encontrarse para hacer esto. Debió efectuar un gran número de pruebas con éxitos y con errores alternativamente, pero su tenacidad, le llevó a un éxito sin precedentes que le acarrearía numerosos enemigos y que además otros se atribuirían para sí.
A la muerte de uno de los socios que el inventor tenía, surgen problemas con los demás y Gutenberg decide volver a su ciudad, Maguncia, donde pide dinero prestado para llevar a cabo sus ideas. Pero este prestamista, pasado un tiempo, le lleva ajuicio por incumplir el contrato alegando que Gutenberg no utilizó el dinero para los fines que dijo. Lo que se cree es que pretendía quedarse con su negocio ya que prometía grandes beneficios.
Después de esto tuvo que exiliarse y sufrió apuros económicos. Arruinado se vio acosado por los acreedores y tuvo que enfrentarse a numerosos tribunales. Después contó con el mecenazgo de un funcionario del ayuntamiento de su ciudad que le proporcionó material para montar un pequeño taller.
Al final de su vida, el arzobispo de Maguncia le reconoció su valía y le dio un sueldo, le hizo miembro de la corte real y le eximió de impuestos. Consiguió vivir para ver la magnitud de su invento, vio cómo se extendía por toda Europa, a lo cual ayudó la ocupación de Maguncia que fue terriblemente saqueada. Muchos habitantes lograron huir llevándose la imprenta con ellos.
¿Quién le diría él que siglos después estaríamos aquí nosotros, conociéndonos a través de una pantalla, hablando de un continente a otro gracias a una afición común como es la lectura y que hoy en día es posible gracias a él?
Hola Eva,
tengo que decir que es un magnifico homenaje, y que aunque no he tenido la suerte de estodevivir de trabajar con ellos, busco en todos los museos, los códices, los libros iluminados…y me fascina la historia del libro como objeto, el papel, las letras, las linotipias, imprentas, la encuadernación.
Haces muy amena la historia de Gutenberg, gracias 😉
Ah!, en el blog de Ascen (no recuerdo quién de ellos, de Bibliófilo enmascarado) le dedica una entrada a la ciudad de Valladolid famosa por tener el mayor número de librerías y un museo sobre el arte del libro, seguro que os gusta!!
¿cómo es que no te tengo enlazada?, me pongo con ello!!
Hola Maribel, muchas gracias por lo que dices del post. Yo tampoco he tenido la suerte de Esto de vivir pero me pasa lo que a tí, cuando veo alguno expuesto me quedo como tonta mirándolo e imaginado las manos que lo escribieron. Gracias por lo de Ascen pero ya lo había visto. Gracias una vez más por tenerme enlazada 🙂
Un abrazo
Este tema me ha apasionado toda mi vida, como amante de los libros que soy y como librera que fuí, tuve en mis manos ejemplares de el siglo XVI, verdaderas maravillas, pasaron también por mis manos libros bellamente ilustrados con grabados de diferentes técnicas, que te hacían, a simple vista, reconocer la época del libro. Y siempre he sentido un agradecimiento inmenso por el inventor de la imprenta, que nos permitió acceder a aquellas maravillas, que antiguamente, sólo iban destinadas a unos pocos. Gracias por el post, muy bueno.
¡Que envidia siento! esto de vivir, lo que yo daría por tener durante unos minutos en mis manos libros como los que tú has tenido. El agradecimiento que yo siento por este hombre es muy similar al tuyo. ¿Qué haríamos hoy sin él? supongo que habría venido otro ¿no?. Por cierto que el post parece no haber tenido mucho éxito, con lo ilusionada que estaba yo, en fin, gracias por tu comentario al menos a tí si que te ha gustado.
Un abrazo.