Recibí La Costa Oeste días antes de mis vacaciones en la playa y pensé que sería una buena lectura para acompañarme en esos días de descanso ya que su número de páginas no era muy excesivo y se podría transportar con facilidad. ¿Quién me diría a mi que la playa sería el mejor entorno en el que podía leer esta novela?

Estamos en los primeros años del siglo XX y Dolores, una joven mujer despide a su marido en el Puerto de Vigo, desde donde este marcha a hacer las Américas con la promesa realizada de volver y cumplir todos los sueños que juntos habían construido. Dolores tiene que volver a casa de su madre, una humilde viuda con otros dos hijos y lo justo para subsistir, la muchacha no es más que otra boca que alimentar. El tiempo pasa y su marido no regresa, Dolores tiene la buena suerte de entrar a trabajar en una de las muchas factorías de salazón que los burgueses catalanes han ido instalando en la Costa Gallega pero tiene que hacer frente a las lenguas afiladas de sus vecinos que la relacionan con su jefe. ¿Serán esos chismorreos los que han llegado hasta oídos de su esposo y por esa causa no envía ni una sola carta? Nada más lejos de la verdad pero eso lo voy a mantener en secreto para que lo descubráis vosotros mientras leéis sus 260 páginas, eso y un giro inesperado que da la novela y que pasa de ser una narración con tintes históricos para pasar a ser una novela de narración fantástica. Esto puede gustar más o menos al lector pero de lo que no cabe duda es que la autora engarza con soltura el mundo de ilusión y el mundo real enganchando al que tiene la novela entre sus manos.

Son muchos los acontecimientos históricos que se citan en esta novela por los que su autora pasa apenas de puntillas, a parte de las diferencias sociales que claramente describe y que fueron ocasionados por la política de la época, porque lo que a ella le interesa mostrar es una novela fácil de leer con cuyos personajes el lector se acabará encariñando.

Si os animáis a leerla espero vuestros comentarios.

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