A estas alturas de la historia, casi todos sabemos que, donde Santiago Posteguillo pone sus intenciones, se acaba convirtiendo en una novela espectacular.

Julio César no necesita presentación pero, por si acaso andáis un poquito despistados os diré que fue un militar y político romano que, tras una gran carrera política puso fin a la República de Roma y formó parte del primer triunvirato para convertirse, después, en dictador de Roma. Una vida muy movida de la que hablaremos en otras ocasiones.

Hoy le toca el turno a «Roma soy yo», la primera novela de una serie en torno a la figura de este fascinante personaje, Julio César, que Santiago Posteguillo está escribiendo.

En «Roma soy yo», el autor valenciano abarca la juventud de Cayo Julio César, desde su infancia hasta que se enfrenta al senador Dolabela en un juicio. César ha sido contratado por los macedonios para actuar como fiscal ya que solamente un ciudadano romano podía denunciar a otro. Por ello, los macedonios, tras buscar incesantemente, encontraron a Julio César quien acusa a Dolabela de corrupción, malversación y violación. El juicio no va a ser fácil: el tribunal es corrupto y el juez también. Sólo el joven abogado será capaz de enfrentarse a los poderes tácitos de Roma. ¿Valentía o estupidez?

El autor alterna esta trama principal con una especie de flashbacks en los que conoceremos a un jovencísimo Julio César que sentía una predilección especial por su tío Cayo Mario, siete veces cónsul y líder de los populares. Este va a ser el principal pecado de César, el de ser sobrino de un hombre que se va a enfrentar en numerosas ocasiones a los optímales y que lucha por el reparto de tierras y porque se le dé la ciudadania romana a los pueblos conquistados.

Seremos testigos de la historia de amor que surgirá entre Julio César y la que será su esposa, Cornelia, desde que eran niños. Cornelia era hija de Lucio Cornelio Cina, uno de los líderes del partido de Cayo Mario. Huelga decir que el matrimonio fue de conveniencia. Por supuesto conoceremos a Cina, el que se convirtió en suegro del que sería el más grande ciudadano de Roma.

Santiago Posteguillo hila muy fino para traernos una historia muy entramada que, sin embargo, no causa ningún quebradero de cabeza al lector. Todas las subtramas son necesarias para comprender el desarrollo de la novela y la exposición del juicio.

Setecientas cincuenta y dos páginas que se leen de una forma increíble y es que el autor tiene una forma de escribir que seguro que sería la envidia del mismísimo Julio César o de Cicerón si hubieran coincidido en el tiempo.

En «Roma soy yo», el autor valenciano abarca la juventud de Cayo Julio César, desde su infancia hasta que se enfrenta al senador Dolabela en un juicio.

En esta primera novela vamos a entrar en contacto con un Julio César niño y sus primeros años de formación, de la mano de Cayo Mario, hasta un joven abogado que ya está creando los cimientos de lo que va a ser su futuro en esta primera historia de Posteguillo.

Me ha gustado mucho la novela. Conocer a otros personajes históricos, imaginar cómo podía ser el día a día o cómo estalló esa lucha sin cuartel. La construcción del momento histórico y el desarrollo de los personajes me ha parecido soberbio.

Santiago Posteguillo no decepciona. Su narrativa nuevamente es espectacular. Una novela de un considerable número de páginas, como esta, y que se leen con facilidad e interés, sólo puede ser obra de este autor tan versado en Roma.

Una historia atractiva que gustará a cualquiera que se acerque a sus páginas. Bien contada y muy, muy entretenida.

Una gran novela.

Ediciones B proporciona un fragmento en su página para adentrarnos en la novela.

 

 

Fuente de la imagen de Santiago Posteguillo: penguinlibros.com

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