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El niño que no sabía soñar.

22_portada Kualid es un niño afgano que vive en Kabul junto a su abuelo y a su madre viuda. La vida no les trata bien. Es difícil que en aquel país, la vida trate a alguien como se merece. Kualid se dedica, junto a su primo Said, a llenar de tierra los agujeros que dejan los morteros en las calles y las carreteras. Con ello saca algunas propinillas que lleva a su casa para ayudar en la débil economía familiar: su abuelo vende ropa de segunda mano en el mercado y su madre, por ser mujer y por ser viuda no puede trabajar. Said marcha a una escuela coránica y Kualid empieza a trabajar con otro chiquillo de su edad. Al mismo tiempo y mientras ayuda a su abuelo en el mercado, conoce a Babrak, uno de los mejores calígrafos de la ciudad, que le enseñará si no a soñar, si a tener ilusiones. Digo esto porque Kualid no sueña, sus sueños están en negro, sus noches también, cada mañana se levanta pensando en lo que ha soñado y no obtiene respuesta.

Ambientada en los meses previos a la toma de Kabul por parte de los norteamericanos y de los muyahidines del Norte, la crudeza del libro no deja indiferente a nadie. El libro es una loa a la supervivencia, a trabajar para subsistir, a ver cada día como un regalo divino, todo esto desde el punto de vista de un pre-adolescente.

Me resulta curioso cómo el autor puede sacar algo parecido a una metáfora de algo tan feo y horripilante como un burka, para ejemplo esta frase en la que el niño se refiere a su madre: «ligera como el tejido de su burka».

Por la novela pasaran personajes de la vida diaria de Afganistan como un disminuido físico a causa de una mina, un abuelo que ayuda lo mejor que puede, un talibán con algo de decencia y conciencia, muchos talibanes malos… y miedo, mucho miedo y temor patente en cada párrafo del libro.

Por último quiero añadir una reflexión que aparece en el libro y que me ha hecho pensar:

«Como hay sonidos con las frecuencias demasiado altas para que el oido humano pueda advertirlas, también hay horrores demasiado grandes para ser percibidos por el cerebro»

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5 comentarios
  1. estodevivir
    estodevivir Dice:

    Pues me parece buen libro, por lo que dices, pero el tema afgano con niños lo leí hace poco con Cometas en el cielo, y me gusta variar, como a Hilario, no obstante, me lo apunto.Y me gusta mucho la forma en que describes los libros.

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  2. Elwen
    Elwen Dice:

    Estoy con Hilario, el mercado está saturado de esta estructura y lo único que logran es que pierda la magia. De todos modos debo añadir que a pesar de que no me gusta la temática bélica-niños, esta sinopsis en concreto me ha llamado.

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  3. Hilario
    Hilario Dice:

    ¿Porque están tan de moda los dramas, con niños como protagonistas? Supongo que será porque los niños nos conmueven mucho más. Ya he leído sobre varios libros con la misma estructura del que tú comentas aquí. Pero es un recurso que puede llegar a cansar al público. Yo ahora mismo he llegado a ese punto, y necesito descansar de tanto niño.
    Un saludo

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    • Eva (Admin)
      Eva (Admin) Dice:

      Hilario, Elwen estoy de acuerdo con vosotros en el boom de este tipo de novela, pero ahora quiero explicaros porque a mi si me gusta. Está bien, de vez en cuando bajarme de mi nube de algodón y ver otras realidades de nuestro mundo, que sí, que todos tenemos problemas pero por eso mismo, también nos viene bien darle a cada cosa la importancia que se merece y dar gracias por lo que tenemos. En segundo lugar , conocer las realidades de niños de otras partes del mundo me hace enfrentarme a mi clase de alumnos cada día y enseñarles a dar gracias, a no quejarse por todo, a no llorar por nada, intento hacerles ver la suerte que tienen viviendo cómo viven y dónde viven.
      Espero haber conseguido vuestra comprensión, Hilario, en próximas fechas pondré otro post del estilo, prometo que será el último del verano 😉
      Ale, creo que a ti si que te gustará ya nos contarás.
      Un besote fuerte.

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