Crónica de una jornada en la Feria del Libro de Madrid
El pasado día 11, con la misma ilusión que una niña pequeña cuando recibe como regalo su muñeca preferida, o como cuando un adolescente ve cumplido su sueño de conocer a su cantante favorito, me subí al AVE, en compañía de mi santo esposo, y me fui a Madrid dispuesta a disfrutar de una jornada que prometía mucho y que me dio más de lo que esperaba.
El calor pparecía que no iba a ser muy sofocante, y menos mal porque, a pesar de todo, hubo momentos de la jornada en que el abanico de cartulina que me dieron no daba a basto.
A las diez y media asistí a un encuentro, junto a un grupo de personas muy reducido, con el escritor italiano Massimiliano Colombo, autor de unas novelas de romanos fabulosas. Allí, chapurreando inglés, italiano y español nos echamos unas risas y supimos de muchas cosas sobre él y sobre sus novelas, tantas que merecen una entrada aparte. Después vinieron las legiones romanas, pertenecientes al grupo de recreación del Certamen Internacional de Novela histórica de Úbeda y se lo llevaron a la caseta donde debía firmar.
En este momento empieza para mí lo más divertido y lo más duro de la feria: conseguir las firmas y no perder ni la vida ni la dignidad en ello. En mi favor debo decir que este año me he ido a Madrid muy bien preparada. Me llevé conmigo una lista de autores con horarios y número de casetas y, además, me agencié, previamente, una «trolley de ejecutivo» en la que metí libros que tenía en casa y que quería que me firmaran y donde dejé un compartimento libre donde pretendía guardar los libros que me comprara. Huelga decir que al final se me quedó pequeña y tuve que añadir unas bolsas bien cargadas. Al menos, eso sí, mis siempre malparados hombros no resultaron dañados ni me han pasado factura después como si había sucedido en años anteriores. Un éxito la compra de la trolley.
Bueno, a lo que iba, comenzó mi caza y capturas de firmas y así, en la mañana, visité a Francisco Narla que firmaba ejemplares de su última novela, Donde aúllan las colinas, en la caseta de la editorial Planeta y disfruté de una agradable charla mientras me decoraba la portada del libro. Además, allí conocí a la bloguera Ana Kayena, totalmente por casualidad y fue tal el abrazo que nos dimos que provocó las risas de los que estaban allí. De paso también conocí a Yolanda del blog Que el sueño me alcance leyendo, que acompañaba a Kayena manteniendo una conversación muy agradable.
Luego fui a visitar a José Luis Corral que ha publicado nueva novela, Los Austrias, y que me llamaba mucho la atención. No conocía a este autor en persona y me resultó muy agradable, mostrándose encantador en todo momento.
Después pasamos por la caseta donde firmaba Alejandro Palomas quien me firmó mi ejemplar de Un perro y con el que acabé hablando de lo divino y de lo humano y de cosas que ahora no vienen al caso.
Tras esta firma-charla me dispuse a buscar la caseta donde firmaba Matilde Asensi y, una vez la encontré, desistí del intento tras ver la larga fila que había esperando y que más que una fila parecía la Gran Muralla China. Me miré al reloj (bueno al móvil) y pasé al siguiente en mi lista que era Paloma Sánchez-Garnica quien firmaba su nueva novela Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido. Tan «resalá» como siempre, no se quitó la sonrisa de su rostro y me firmó un ejemplar haciéndose una foto conmigo. En la misma caseta estaba Santiago Posteguillo, yo llevaba desde Ciudad Real su legión perdida y perdida me quedé yo cuando vi la fila que había así que prescindí de su firma, por la tarde también firmaba y a lo mejor tenía más suerte. Me dirigí a comprar la última novela de Jesús Carrasco, La tierra que pisamos, Intemperie me gustó muchísimo cuando la leí y no quería dejar pasar la ocasión. Pero antes de llegar a la caseta de Carrasco me pasé por aquella en la que firmaba María Gudín para saludarla ya que hoy mismo presentará su novela Mar Abierta en Ciudad Real y aquí me firmará mi libro.
De esta forma di por finalizada la mañana y, hambrientos nos fuimos a comer y a tomar un café, café en el que quedé con Ana Kayena y con Margalida Ramón, otra gran bloguera. Cuánto cotilleamos y cuánto reímos, qué buen momento pasamos juntas y nada, después, más cansados que por la mañana nos dispusimos a buscar las firmas que pondrían fin a una jornada que estaba resultando muy intensa.
Santiago Posteguillo comenzaba a firmar a las cinco de la tarde y ahí que me fui a ver si tenía más suerte que en la mañana, y así fue porque al español le gusta mucho la siesta y le puede el sol y frente a la larga fila que había por la mañana por la tarde los únicos que estaban cuando yo llegué eran las legiones romanas, no sé si la perdida o la de Asterix, pero el caso es que allí había una, y no tuve que esperar. Cuando acabé pregunté a mi marido: ¿Dónde firmaba Matilde Asensi? y me contestó: Allí en frente. Me miré la hora asombrada porque se me hacía temprano y ya había gente esperando pero como yo deseaba con todas mis fuerzas la firma de Matilde Asensi sobre mi ejemplar de El regreso del Catón, me puse a la cola y esperé pacientemente a nuestro turno. Valió la pena, una señora encantadora que, a pesar de vender lo que vende, no se le ha subido a la cabeza como a otros escritores que yo me sé y de los que no me vale la pena hablar.
Después me fui a la caseta donde estaba firmando Antonio Cabanas su novela El camino de los dioses, novela ambientada en el Antiguo Egipto que pretendo leer este verano y que no quería dejar pasar la oportunidad de que me firmara el autor. De una gran simpatía y paciencia conmigo me resultó realmente encantador. Tras esto fui a la caseta 122 donde se supone que firmaba Eva García Saenz de Urturi y allí me encontré con otra autora que no era la que yo buscaba. Tuve la suerte de que mientras ibamos buscando más autores por los altavoces nombraron a Eva y, pensando que yo había cogido mal el número de la caseta me fui a buscarla porque todo el mundo habla genial de su novela y yo no quería perdérmela. Mientras iba en busca de mi objetivo me encontré con que en la caseta de la editorial Pamies firmaba J.D. Lisbona cuya novela, La trama de la telaraña, me había llamado mucho la atención cuando la puse en las novedades editoriales y no me lo pensé. Fue un auténtico descubrimiento su autor, una sorpresa, simpático, con ganas… este verano me leo su novela sí o sí. Y después del subidón me fui a buscar a Eva García Saenz de Urturi. Cuando por fin la encontré le comenté mi confusión y cual no fue mi sorpresa cuando, un pelín indignada, me comentó que el fallo no había sido mío sino de la organización que la había ubicado en otro lugar. Cosas que pasan y que no deberían pasar pero lo que importa es que la encontré y me llevé firmado El silencio de la ciudad blanca.
Por último fui a saludar a Luis Zueco, su novela, El castillo, me la había dejado en casa porque ya no cabía en mi pequeña trolley de ejecutivo pero no quise perder la oportunidad de charlar con él y hacerme una foto.
Y con esto y una ración de pollo crujiente en KFC puse el punto final a una jornada alucinante y agotadora.
En resumen:
- Me traje las firmas y los libros de: Francisco Narla, José Luis Corral, Paloma Sánchez Garnica, Jesús Carrasco, JD Lisbona y Eva García Saenz.
- Conseguí las firmas para los libros que llevaba de Ciudad Real de: Massimiliano Colombo, Alejandro Palomas, Santiago Posteguillo, Matilde Asensi y Antonio Cabanas.
- No conseguí la firma de Antonio Muñoz Molina.
- Le compramos a mi enano dos libros: un pop up alucinante de piratas y otro de la Patrulla Canina para buscar objetos. No sé el tiempo que le queda de integridad al pop up porque estos libros, decididamente no están hechos para la imaginación no destructiva de mi hijo.
- Debo recordar el próximo año no irme cargada desde mi casa y, si lo hago, que seguro que lo haré, será con libros cuyos autores no sean muy reconocidos.
- Debo recordar, también, repetir con la trolley, ha sido todo un acierto aunque se me haya quedado pequeña.
Para finalizar, mi tirón de orejas de este año es para los quioscos de bebidas y máquinas expendedoras del mismo tipo que te clavaban por un granizado de mala muerte 3,50€ y por una botella pequeña de agua 1,50€. Eso sí, si no querías morir deshidratado tenías que entrar por el aro.
Acaba de terminar esta 75ª edición de la FLM y yo ya estoy contando los días que faltan para la próxima.
Espero que os haya gustado mi nueva crónica.
Halaaaa qué colección!!! Fantástico día sin duda. Besos
Más que eso. Fue fantástico!!!!!!
yo llevo deseando ir a la feria del libro muchos años, pero otro que me he quedado sin realiza mi sueño,menos mal que con tu cronica me he enterado de algunas cosas, es para mi cuando leo lo que escribes de las reseñas literarias como un soplo de aire fresco muchas gracias
Jo, muchas gracias por tus palabras. Ojalá y el año que viene sea tu año de estreno en la Feria.
¡¡Qué pasada!! Vamos, lo llevabas todo perfectamente planeado 🙂
Todo lo que se podía, creo.
Este año ha sido mi primera vez en la feria, por fin he podido disfrutar de uno de mis sueños, no fue tan movido como el tuyo pero cumplió con todas mis expectativas, volveré…
Cuestión de coger práctica, jajaja. A qué vas a volver?
Pues desde luego te cundió una barbaridad. La organización es fundamental y tú has sabido sacarle partido.
Besos
Ayyyy, podría haber sido mejor pero, la verdad, no me puedo quejar.
Muy buena crónica. Desde luego fue un día intenso. Te llevaste un montón de firmas y de libros.
Yo conseguí dos firmas pero fue sin buscarlas así que muy buen balance, jeje.
Lo de los quioscos es una broma pero si te sirve de consuelo son los precios medios del Retiro 🙁 Yo estuve en la Feria tres días y pude beber agua de la fuente dos de ellos, el tercero estaba estropeada… 🙁
Besos!!
Gracias. La verdad, es que cuando yo subo a Madrid para la Feria del Libro, siempre es para conseguir alguna firma. Y, sobre los precios, será lo normal en la zona pero me parece una pasada. El año que viene me llevo también una neverilla, jajajaja
Creo que el de La Patrulla Canina es el mismo que le compré a la niña de mi prima. Por lo demás, solo te faltó sacar una foto de la trolley, estupenda crónica.
Jajaja, todo se andará que habrá más ferias, digo yo.
A mí también me encantó conocerte, lástima que no pudiese quedarme porque tenía un compromiso familiar después de comer. Ya sé que os lo pasastéis como los indios. Y sí, lo del trolley es un hallazgo, sobre todo cuando sólo vas un dia. Ya estoy suscrita y sigo tu blog, así no se me escapa nada que publiques.
Un beso enorme
Siii, nos echamos unas buenas risas. Muchas gracias por seguirme de todas las formas posibles. Se agradece de verdad. Espero que no te aburras.
El encuentro en la caseta de Narla fue de traca y la tarde, tras los «cafeses», memorable. Me vinieron bien las risas, porque estaba más quemada que la moto de un hippie con el calor.
Yo también cuento los días para la próxima, en la que espero encontrarte y disfrutar tanto de vosotros como en esta ocasión.
Un beso.
Jajajaja. Bueno Kayena, con un email o una llamada de teléfono todo se soluciona.
Me da mucha envidia.El año que viene intentaré ir.
Besos
Ya verás lo que vas a disfrutar. Merece la pena.
Una jornada muy bien aprovechada, has vuelto con muchas firmas y lo mejor es que se ve que lo has disfrutado
Besos
Siiii, me lo pasé pipa. Fue un día fantástico de verdad.