Hace poco tiempo tuve la suerte de asistir a un encuentro de lectores con Marta Sanz, una autora todo terreno de novela contemporánea, poesía y ensayo. No sólo hablamos de sus novelas, ya que nadie de los que estábamos allí habíamos leído el resto de sus trabajos, sino que también hablamos de la vida, de lo difícil que es la situación actual, de las andanzas de la autora desde su más tierna infancia… Salí tan encantada de aquel encuentro (llegué incluso a perderme el primer tiempo del Atlético de Madrid-Barcelona de cuartos de la Champions) que opté por conocer su pluma y me decidí por Daniela Astor y la caja negra.

Estamos ante una novela que hace una radiografía  de la España de finales de los 70 y principios de los 80 y de las estrellas del papel cuché. La protagonista es Catalina, una pre-adolescente de doce años que juega con su amiga a que son actrices del destape y gastan un alter ego muy subido de tono. A esta muchacha con esos juegos que podemos considerar extraños, aunque si los comparamos con los actuales no hay demasiada diferencia -a saber, muchas de nuestras niñas juegan hoy en día a los reality shows que sus padres les permiten ver en la pequeña pantalla- como decía, a esta muchacha no le gusta su madre, la ve poco refinada, no entiende que quiera estudiar a su edad cuando tiene una familia que cuidar y todo esto es narrado en primera persona, es la propia Catalina quien nos cuenta la historia desde la madurez de sus cincuenta años.

Catalina hace eso, nos cuenta su tranquila vida de adolescente hasta que un hecho doloroso viene a romper la niñez para hacerla entrar, de golpe en la madurez, sin previo aviso, sin anestesia. Además realiza un documental mental sobre la época del destape en este país recién salido de la opresión y del miedo y en la que nos dio por quitarnos la ropa para que los hombres no tuvieran que cruzar los Pirineos por ver cine X y para ser más libres. Se tomó como una forma de libertad que es lo que Marta Sanz nos cuenta en su novela.

Daniela Astor y la caja negra es una novela incómoda pero magnética, impactante y cotidiana. Arrastra un costumbrismo setentero abrumador que me ha hecho recordar las noches de dos rombos en que se me mandaba a la cama sin derecho a protestar. Quizás por ello esta novela me ha puesto la sonrisa en la cara en más de una ocasión aunque la ha borrado de ella en muchas más sobre todo cuando parecía hacerme plantear algunos pilares inamovibles de mi moral.

Marta Sanz hace un paseo, como ya he dicho, por esa época del destape y llega hasta nuestros días donde esa telebasura que nos ataca a diario y que saca a relucir las miserias de las, otras veces, estrellas de la pequeña y de la gran pantalla.

Una novela de personajes fuertes y potentes que no deja indiferente a nadie. No es mi género favorito y muchos ya lo sabéis, pero no puedo decir que no me haya gustado.

Marta Sanz es doctora en Filología. Ha publicado las novelas El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico 2001), Animales domésticos, Susana y los viejos, finalista del Nadal en 2006, y La lección de anatomía (2008). En 2007, publicó Metalingüísticos y sentimentales, antología de poesía española contemporánea, y recibió el Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos. Es autora de tres poemarios: Perra mentirosa, Hardcore y Vintage. En Anagrama ha publicado la novela Black, black, black.

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