En el 75 aniversario de la muerte de Machado

machadoTal día como hoy pero de 1939, Antonio Machado Ruiz (Sevilla 1875) fallecía en Colliure.

Perteneciente a la generación del 98 fue uno de sus miembros más destacados. Pertenecía a una familia liberal que se traslada a Madrid cuando su abuelo fue nombrado profesor de la Universidad Central. En su época de bachillerato se aficiona al teatro junto a su hermano y comenzaron asistir a tertulias. Antonio tuvo que interrumpir en varias ocasiones sus estudios acuciado por problemas económicos de su familia a raíz del fallecimiento de su padre y tres años después de su abuelo. Por aquella época conoció a Valle Inclán.

En 1899 viaja a París donde ya estaba su hermano Manuel. Allí entra en contacto con importantes personajes de la cultura. Vuelve a España y, así, en continuos viajes a la capital francesa Antonio Machado va escribiendo las obras que le harían eterno. El amor en la figura de Leonor también apareció en su vida, y la guerra, una guerra que le obligó a exiliarse a Francia donde le encontraría la muerte.

Tres papeles encontrarían en el bolsillo de su abrigo, uno de ellos un último verso:

Estos días azules y este sol de la infancia…

Con este poema la historia en mis libros le hace su pequeño homenaje:

Mi corazón se ha dormido

¿Mi corazón se ha dormido?
Colmenares de mis sueños,
¿Ya no labráis? ¿Está seca
La noria del pensamiento,
Los canguilones vacíos
Girando, de sombra llenos?

No, mi corazón no duerme.
Está despierto, despierto.
Ni duerme, ni sueña, mira,
Los claros ojos abiertos,
Señas lejanas y escucha
A orillas del gran silencio.

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Participa y deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

10 comentarios
  1. Mientrasleo
    Mientrasleo Dice:

    Me gusta mucho MAchado, y si tengo que ser sincera le cogí gusto de forma tardía, cuando ya no entraba en los programas de estudio.
    Me alegra que se le siga recordando
    Besos

    Responder
  2. Clarisa
    Clarisa Dice:

    Que preciosa entrada, hoy me has emocionado. Machado es eterno y su poesía un acierto de sentimientos y del saber de la vida, tienen tanta profundidad sus versos… Ay, tengo de él, sus «Poesias completas», de Espasa-Calpe en una edición de 1977, con prólogo de Manuel Alvar, y que es una joya que lo guardo como «oro en paño», ay… De los 17 libros que componen esta antología, me gusta mucho : «Campos de Castilla» (1907-1917), y, que popularizara Serrat, aquellos poemas del apartado de «proverbios y cantares» con los versos:
    «Caminante, son tus huellas
    el camino, y nada más;
    caminante, no hay camino,
    se hace camino al andar…»
    Pero a mí, siempre me gusto su precioso poema recogido en «Campos de Castilla», y titulado «A un olmo seco»:
    «Al olmo viejo, hendido por el rayo
    y en su mitad podrido,
    con las lluvias de abril y el sol de mayo,
    algunas hojas verdes le han salido.
    …………………………………………………….
    …antes que el río hasta la mar te empuje
    por valles y barrancas,
    olmo, quiero anotar en mi cartera
    la gracia de tu rama verdecida.
    Mi corazón espera
    también, hacia la luz y hacia la vida,
    otro milagro de la primavera».
    Eva, te reitero las gracias por tan precioso homenaje al maestro Machado.
    Saludos, buen fin de semana.

    Responder
  3. Fesaro
    Fesaro Dice:

    Que me ha gustado siempre mi paisano, incluso más que Bécquer aunque de este último sus versos al amor son insustituibles.
    De Machado me quedo con
    Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
    y un huerto claro donde madura el limonero;
    mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
    mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

    Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
    -ya conocéis mi torpe aliño indumentario-;
    mas recibí la flecha que me asignó Cupido
    y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

    Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
    pero mi verso brota de manantial sereno;
    y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
    soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

    Responder