Es obligado preguntar, ¿qué sentiste cuando te dijeron que habías ganado el Premio Cerros de Úbeda?
Pues como te puedes imaginar fue un subidón. Yo desconocía que la novela se hubiera presentado a un certamen de tanto prestigio como el de Úbeda y la primera noticia fue cuando mi editora, Penélope Acero de Edhasa, culpable de esta aventura, me avisó de que había presentado Valkirias y que era una de las tres finalistas. Cuando Pablo Lozano, alma mater del certamen, me llamó para decirme que era el ganador, no podía terminar de creerlo.

Es tu tercera novela histórica, ¿piensas cambiar de género?
No suelo fijarme mucho en qué categoría juegan mis novelas. Cierto es que la primera y esta de Valkirias podrían denominarse históricas, pero mi segunda novela es más difícil clasificarla como tal. Es verdad que este género de novela me resulta más cercano y creo que me manejo mejor en él, pero no descarto incursiones en otros géneros, como la novela negra que me apasiona leer.

Si miramos el mercado, las novelas de romanos, egipcios o guerras varias siempre han colmado las estanterías de las librerías. Ahora parece que los vikingos están ocupando un lugar en ellas, en parte debido a las diferentes series que están apareciendo. ¿Porqué te decidiste a escribir una novela de vikingos?
No me queda más remedio que agradecer a series como Vikingos, Juego de Tronos, las películas del Señor de los Anillos y otras, el que hayan puesto de moda a los normandos. Sin embargo, cuando escribí Valkirias aún no se habían estrenado estas series y el tema de los vikingos era muy desconocido. ¿Por qué escribí sobre ellos? Porque me apasionan. Su mitología, su sociedad, su valentía y arrojo. Su tierra hostil, helada, dura, inclemente. Los romanos y los griegos constituyeron grandes civilizaciones, está claro. Pero siendo un niño ¿quién se resistiría a ser un terrible vikingo?

La incursión de los vikingos en Sevilla es poco conocida, sólo he leído una novela que trate este tema, «40 días de fuego» de Mario Villén, ¿cómo te has documentado para escribir esta historia?
No fue fácil. Como te he comentado, el tema de los escandinavos era un gran desconocido, no digamos ya sus invasiones a la península ibérica. Yo mismo, que había leído mucho sobre ellos, di con estas invasiones por casualidad. Había muy poco escrito sobre su presencia entre nosotros y casi toda la información hallada bebía de las mismas fuentes.

¿Porque crees que el tema es tan poco conocido en España?
No sabría decirte. Tal vez su paso fuera demasiado efímero como para dejar una profunda huella. No era un pueblo conquistador, no ansiaba tierras. Si descubrían un buen lugar donde instalarse, abrazaban las costumbres y religiones del lugar. Se diluían entre la población. Hoy día nos gusta recrear el pasado, pero antes no era así. Los habitantes de la península los sufrieron y cuando dejaron de aparecer en nuestras costas se olvidaron de ellos. Como casi no quedaron documentos que dejaran constancia de estas invasiones, simplemente caerían en el olvido.

¿Cual es tu personaje preferido de la novela?
Es difícil elegir un personaje. Hay que tener en cuenta que un escritor convive mucho tiempo con sus personajes, en mi caso cerca de un año, así que les terminas cogiendo cariño a todos ellos. En esta novela hay muchos personajes y cada cual tiene su encanto. Quizá Thorvald, el relator, por lo que tiene de mí mismo, podría ser uno de mis favoritos.

¿Estás preparando algo nuevo?
Claro. La escritura para mí es una necesidad. Ya mientras estoy en un proyecto surgen otros. A veces incluso tengo que parar lo que estoy haciendo y sumergirme en algo nuevo. Para escribir la novela que acabo de terminar, que en realidad fue la primera que comencé, he tenido que aparcar otra en la que estaba trabajando y que ahora retomo. Es un poco caótico, lo reconozco, pero escribo por placer y me dejo guiar por mi instinto.

¿Ha habido una evolución en tu forma de escribir?
Difícil pregunta. Tal vez sería más fácil para un lector contestarla. Yo creo que todos evolucionamos a lo largo de la vida en todos los campos, así que es difícil que en la forma de escribir no lo haya hecho. Con esto no quiero decir que ahora sea mejor, sino que es diferente. No soy el mismo que escribió El Santuario. Soy quince o veinte años más mayor, he escrito cuatro novelas más, tengo un hijo y estoy casado. No puedo ser el mismo. He evolucionado. ¿Hacia dónde? Esa es otra pregunta.

¿Cual de tu novelas prefieres?
Elegir una novela propia entre varias es como confesar a qué hijo quieres más. Al final no te puedes decantar. Cada una tiene sus peculiaridades que la hacen especial. Valkirias es la última que he publicado, pero no la última que he escrito. Cogí mucho cariño a sus personajes, pero lo mismo me ha pasado con las otras novelas. A todas me he entregado por igual. Si me viera obligado a elegir una diría que Luca. Así es como se llama mi hijo. Un magnífico proyecto que abordamos mi mujer y yo hace ya cinco años y del que aún me queda el resto de mi vida para verlo desarrollarse.

¿Qué opinas sobre el panorama actual de la novela histórica?
Creo que ha pasado por mejores épocas. La novela, como todo en esta vida, va por modas. Cuando escribí mi primera novela era un género muy solicitado. Hoy cuesta más publicarlo. Quizá hubo una saturación, no lo sé. Pero seguro que algún día volverá con fuerza.

¿Eres lector de este género?
He sido, soy y seré lector de este género. Sin duda. Pero también leo otros géneros. No presto mucha atención a los encasillamientos. Me guío por la trama para escoger los libros que voy a leer y qué duda cabe, por los autores. Hay autores de los que leería hasta las esquelas que publicaran en los periódicos.

¿Qué le dirías a los lectores para animarles a que lean Valkirias?
Que es una aventura de mujeres vikingas al rescate de sus hombres en la Sevilla andalusí, a través de la cual se dibuja lo que fue un pueblo admirado y temido, con una mitología fascinante y unas costumbres muy modernas, pese al concepto que tenemos hoy de él. Una aventura de amor, lealtad, tesón, fe, audacia…, en la que los fuertes no lo son tanto y los débiles descubren un valor que no sospechaban poseer.

Pero realmente el principal motivo para leerla es que ¡es una aventura de vikingos! ¿Qué razón más poderosa podría haber?