Si existe un período de la Historia que me guste poco o nada, es en el que «Gala de Hispania. Reina y esclava», de Roberto Corral, se encuentra situada. La época de las dos cabezas del Imperio Romano me aturde. Soy más de disfrutar con sus épocas de grandes conquistas y de césares que podíamos encontrar entre la locura y la bravura que de ver como se miraban a su propio ombligo y se iban perdiendo en las arenas del tiempo.

Sin embargo, y aunque poco, también leo sobre esta época en la que pocas figuras resultan tan fascinantes como Gala de Hispania, protagonista de esta magnifica novela. Con una prosa rica y envolvente, el autor nos transporta a un mundo en el que el esplendor y la decadencia coexisten, y donde una mujer, fiel a su «dignitas», es arrastrada por el destino, convertida en moneda de cambio en un juego de poder implacable.

Desde las primeras páginas, «Gala de Hispania» nos introduce en un inicio misterioso y perturbador: el nacimiento de dos niñas y un incendio que envuelve la escena en un halo de fatalidad. Este arranque no solo genera una intriga que nos va a mantener pendientes a lo largo de la narración, sino que también establece la mala estrella que regirá la vida de la protagonista. Gala es un personaje que representa la resistencia y la dignidad frente a un mundo que la considera una valiosa pieza de juego. 

Uno de los mayores aciertos de la novela es la galería de personajes históricos que desfilan por sus páginas. Emperadores, generales y aristócratas construyen un tapiz vibrante que da forma a la vida de Gala y la sitúa en el epicentro de los acontecimientos que marcaron la desgracia del final del Imperio romano de Occidente y Oriente. Entre estas figuras destacan Alarico, el rey visigodo que, tras años de enfrentamientos con Roma, terminó saqueando la ciudad en el año 410, un evento que dejó clara la fragilidad del Imperio. También aparece Ataulfo, su sucesor, que intentó asimilar la cultura romana en el reino visigodo por medio del matrimonio con nuestra protagonista y a través de alianzas estratégicas, si bien es cierto que esta alianza matrimonial tenía como base el auténtico amor de los contrayentes. Atila, el temido rey de los hunos, es otra presencia inquietante en la novela, reflejando la presión externa que debilitaba aún más a un Imperio ya resquebrajado y cuya presencia en la novela y en la historia es producto de una mujer caprichosa y cínica.

Seremos testigos de una sucesión de emperadores a cual más inútil y más avaricioso, entre ellos el propio hijo de Gala que fue un cobarde inmaduro con demasiado poder. Su ascenso simboliza la inestabilidad de la política imperial en aquellos años, cuando los emperadores eran marionetas en manos de generales, reyes bárbaros y senadores ambiciosos. 

No se puede hablar de «Gala de Hispania» sin mencionar a Helpidia, otro personaje clave en la historia. Su relación con Gala añade capas de complejidad a la narración, y su presencia resulta necesaria en el devenir de los acontecimientos. Helpidia no es solo un reflejo de Gala, sino también un contrapunto que permite explorar diferentes facetas del mundo femenino en la Antigüedad, sus limitaciones y sus formas de resistencia. Una mujer que va a amar a la protagonista desde aquella terrible noche de su nacimiento y a la que no abandonará ni aún en sus peores vivencias.

Uno de los mayores aciertos de la novela es la galería de personajes históricos que desfilan por sus páginas.

El destino de Gala está marcado por las decisiones de quienes la rodean. Como muchas mujeres de su tiempo, es utilizada en varias ocasiones, y su vida resulta marcada por alianzas, traiciones y la voluntad de los poderosos. Sin embargo, Corral logra dotarla de una fortaleza interior que impide que su historia sea solo la de una víctima. Gala sobrevive, se adapta y, en la medida de lo posible, intenta influir en su propio destino, lo que la convierte en un personaje inolvidable. Gala va a ser la fortaleza en esta novela. 

La ambientación es otro de los puntos fuertes de la novela. Roma y Constantinopla se contraponen con un detalle exquisito: por un lado, la vulgaridad y la brutalidad de la primera, donde la intriga y la corrupción parecen infiltrados en cada rincón; por otro, la extraordinaria belleza de la segunda, reflejada en sus palacios, iglesias y jardines, aunque no carece tampoco de sus propias sombras. La política de las dos cabezas del Imperio, con Roma y Constantinopla como ejes de mando, muestra un sistema que avanzaba inevitablemente hacia su final. La novela captura a la perfección esta sensación de declive y cambio irreversible.

En resumen…

«Gala de Hispania» es una novela que enamora tanto por su rigor histórico como por su capacidad de emocionar. Roberto Corral construye un relato en el que el destino de una mujer se entrelaza con el de un imperio en crisis, logrando una obra tan ambiciosa como conmovedora. Un viaje a una época turbulenta, guiado por una protagonista maravillosa.

Podemos empezar a leer la novela en este enlace de la web de Edhasa.

 

 

Fuente de la imagen de Roberto Corral Moro: edhasa.es

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