Olalla García vuelve a la primera línea novela histórica y lo hace con una nueva historia: «La buena esposa». Una narración que, aún desarrollándoselas en el siglo XVII, sigue siendo de una terrible actualidad.

Francisca de Pedraza es una joven que vivía en un convento, que hacía las veces de orfanato, en Alcalá de Henares. Perdió a sus padres siendo muy niña y por ello estaba allí encerrada a la espera de que alguien la pidiera en matrimonio, ya que llevaba dote, o se metiera a monja y dejara al convento lo heredado. A las jóvenes con dote se las casaba pronto. Eran muchos los que aspiraban a esas dotes más que a las mujeres. Así le sucedió a Francisca.

Después de la boda, el marido de Francisca ya mostró la agresividad que gastaría con la pobre muchacha durante su matrimonio.

En una época en la que el papel de la mujer era mantener la casa limpia, ser recatada, obedecer al marido y abrirse de piernas cuando este lo solicitase u ordenara, todo el mundo miraba hacia otro lado porque poco les importaba el asunto. 

Francisca acude a pedir ayuda al cura, el que acompañó al que sería su marido a conocerse. Como no podía ser de otra forma, el sacerdote la animó a ser discreta; a intentar que no se enfadara Jerónimo de Jaras, su marido, con ella; que fuera amable con él…

Todo esto lo intentó Francisca, esto y más pero el maltrato psicológico y físico al que la muchacha estaba sometida iba cada día a más. Había señales en su cuerpo, en su cara y en su alma. 

Muchas de las escenas que Olalla describe en su obra son simplemente aterradoras. Es necesario hacerse con la ira que te está naciendo dentro de ti para poder seguir leyendo porque, lo peor de todo, es que esas escenas se siguen repitiendo hoy en día.

¿Porqué esta historia real?

Olalla García nos novela una historia real. Francisca de Pedraza es un personaje real que aparece en los documentos históricos jurídicos de Alcalá. Y ¿porqué?, os preguntaréis. Simple y llanamente porque fue la primera mujer que rompió el vínculo sagrado del matrimonio y protagonizó el primer divorcio en España. Un divorcio que, todo el mundo decía, era imposible.

Francisca vio que el final de estas palizas iba a ser su muerte y la de sus hijos (si, tuvo dos hijos con este canalla) y denunció a su esposo ante los tribunales religiosos y de justicia.

Con una escenificación perfecta de la Villa de Alcalá de Henares en el siglo XVII seremos testigos de la vida en sus calles. Destacar el oficio del marido de una de las amigas de Francisca, Ana, que era barbero, vamos, que quitaba muelas y dientes pero que tenía interés en la medicina y por ello también se hizo partero.

Muchas de las escenas que Olalla describe en su obra son simplemente aterradoras. (…) porque, lo peor de todo, es que esas escenas se siguen repitiendo hoy en día.

La relación de amistad de Francisca, Ana y Clara, a las que nuestra protagonista conoció en el convento, y que también tenían dotes, fue de gran ayuda para Francisca. La ayudaron en su lucha contra lo imposible, la animaron, le curaron las heridas de la carne que la muchacha lucía muy frecuentemente e, incluso, sufrieron las iras de este maldito y salvaje borracho.

En resumen…

Me he metido por completo en la historia de «La buena esposa». Es un drama histórico que el lector necesita resolver. Narrados todos los capítulos en primera persona por diferentes personajes, consigues ver la historia desde diferentes puntos de vista y empaparte de ella.

«La buena esposa» es una novela tremenda. Me ha gustado mucho. He sentido angustia en muchos momentos pero también he sentido orgullo viendo que una mujer del siglo XVII le echó ovarios y salió ganadora de un combate que tenía prácticamente perdido.

Mi enhorabuena a Olalla García por escribir esta rotunda novela. Una novela de 10 que hay que leer.

Si os ha generado ganas de saber más Ediciones B nos proporciona un fragmento en este enlace de su web.

 

 

Fuente de la imagen de Olalla García: redes sociales de la autora.

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