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La mano negra

La mano negra, de Daniel Corpas

«La mano negra», de Daniel Corpas, nos abre una ventana a un tiempo olvidado. Esta es la primera incursión de Corpas en la narrativa, aunque muchos conocemos su trabajo en televisión como guionista de series muy conocidas, como El Ministerio del TiempoMalaka o Cuando nadie nos ve. Su experiencia como guionista se nota en la construcción de la trama: ágil, intensa y con personajes que cobran vida propia.

La novela combina un trasfondo histórico real con una trama ficticia muy hábil. Nos traslada a Jerez, a finales del siglo XIX, una zona marcada por la sequía, la pobreza y las tensiones entre jornaleros y terratenientes. La vida de los más humildes es dura y frágil, mientras el poder y la justicia muestran su lado más corrupto y arbitrario.

La historia arranca de forma brutal con un crimen atroz. Para esclarecer este y otros crímenes, se envía desde Madrid al juez Rodrigo Quirós, un personaje en horas bajas que depende de la morfina para sobrellevar su trabajo. Quirós tiene toda la intención de reafirmarse resolviendo estos casos difíciles y lo hará con rigor y honestidad, como siempre lo ha hecho.

La mano negra, de Daniel Corpas

Frente a él encontramos a dos personajes que representan la brutalidad del sistema. Por un lado, Monforte, comandante de la Guardia Rural, que no se lo pondrá nada fácil. Por otro, José Oliver, jefe de una Guardia Civil poco escrupulosa y muy corrupta, cuya actuación muestra hasta qué punto las autoridades podían inventar pruebas o recurrir a la tortura para alcanzar sus fines. Entre tanta corrupción surge Juana, una joven plumilla —lo que hoy llamaríamos freelance— que lucha por hacerse un hueco en un mundo dominado por hombres. Es un personaje vivo, inteligente y valiente, uno de los grandes aciertos de la novela.

Uno de los aspectos más destacables de «La mano negra» es cómo muestra el abismo entre ricos y pobres, poniendo rostro a quienes sufren y a quienes sostienen el sistema. La novela presenta a una familia formada por el Hombre, la Madre, el Zagal y la Niña, los más pobres de los pobres, (personajes de los que sabremos su nombre), como símbolos de tantos campesinos anónimos, que luchan contra el hambre y la falta de trabajo en un entorno cada vez más hostil. Frente a ellos, los hermanos Corbacho, Francisco y Pedro, encarnan una esperanza distinta: viven en la colonia de El Alcornocalejo, un espacio que parece casi una utopía dentro del caos. Desde «el otro lado», aparece Doña Inés de Montalvo, marquesa viuda de La Rada, cuya posición privilegiada subraya la distancia insalvable entre quienes poseen tierras y poder y quienes apenas tienen medios para sobrevivir. Una tirana de tomo y lomo. Con este contraste, Corpas convierte la desigualdad en una experiencia palpable que atraviesa toda la narración.

Los personajes están plagados de claroscuros. No hay héroes absolutos; todos cargan con contradicciones, lo que los hace creíbles y cercanos. Corpas no se limita a la perspectiva judicial: con los distintos personajes, el lector puede ver el conflicto desde múltiples ángulos, comprendiendo cómo la política, la economía y la vida cotidiana se entrelazan en un contexto de injusticia sistemática.

Nos encontramos ante una situación que puede parecer inverosímil, pero que por desgracia fue real. La prensa conservadora y unas autoridades que necesitaban chivos expiatorios bautizaron rápidamente a un supuesto grupo secreto: La Mano Negra. A partir de ese momento, la novela se adentra en un laberinto de intrigas donde la verdad y la mentira se confunden, y donde lo político y lo judicial se entremezclan con la mísera vida de los trabajadores del campo.

Los personajes están plagados de claroscuros. No hay héroes absolutos; todos cargan con contradicciones, lo que los hace creíbles y cercanos.

La ambientación histórica es otro punto fuerte de la novela. Corpas reconstruye con detalle tanto la ciudad de Jerez como el paisaje humano de la época: los cortijos polvorientos, las tabernas donde corren rumores y desconfianzas, los despachos donde solo hay conspiraciones. No es un decorado; es un ambiente vivo que el lector respira en cada página. Se siente el calor agobiante del sur, la dureza del trabajo agrícola y la brecha insalvable entre los señoritos que poseen las tierras y los que las trabajan hasta la muerte en demasiadas ocasiones. Corpas recrea con detalle el ambiente rural del siglo XIX: los campos resecos, las vidas de los jornaleros que sobreviven a duras penas y el abuso de los señoritos, que tratan a sus trabajadores como si fueran esclavos, con maltratos y humillaciones. Aunque el trasfondo histórico puede resultar familiar, la novela mantiene la tensión gracias a sus giros y a la sensación de que nadie está a salvo de la manipulación del poder.

El autor ha logrado equilibrar la investigación histórica y la licencia literaria. Los sucesos de «La mano negra» son reales en cuanto a que hubo procesos judiciales, juicios y condenas que marcaron la historia del anarquismo andaluz. Sin embargo, siempre han existido dudas sobre la veracidad de los cargos, la existencia real de la organización y el alto grado de manipulación de las pruebas. Corpas, consciente de la poca fiabilidad de los datos históricos, se permite ofrecer su propia interpretación de los hechos, construyendo una narrativa que, aunque ficcionada, respeta el contexto histórico y la complejidad de la época.

La novela es dura y honesta. Su mayor logro es conseguir que el lector se emocione y reflexione sobre qué fue verdad y qué no, cómo la justicia podía convertirse en un espectáculo de variedades —malo, barato y soez— y cómo, a pesar del tiempo transcurrido, algunos abusos y desigualdades siguen resonando.

«La mano negra» es un magnífico ejemplo de cómo la literatura puede rescatar historias incómodas y darles voz, haciendo que el lector no se sienta indiferente ante los hechos del pasado. La narrativa de Corpas logra que vivamos la tensión, el miedo y la desesperanza de los jornaleros, y al mismo tiempo admiremos la resistencia de quienes luchan por la verdad y la dignidad.

En mi opinión, esta novela es imprescindible para los amantes de la novela histórica y para quienes quieran acercarse a un capítulo relevante de la historia social andaluza. Con una prosa ágil, personajes memorables y una ambientación poderosa, «La mano negra» no solo informa sobre un pasado complejo, sino que también conmueve y mantiene al lector atrapado hasta la última página.

 

FICHA TÉCNICA

Portada
Título: La mano negra
Autor/a: Daniel Corpas
Editorial: Istoría
Páginas: 608
Año de edición: 05/2025
Precio: 21,75€ Cartoné / 11,39€ eBook
ISBN: 979-1387714024

 

Daniel Corpas Hansen

Daniel Corpas Hansen

1976, Copenhague, Dinamarca

Es un guionista, escritor y dramaturgo de origen danés, licenciado en Comunicación Audiovisual y diplomado en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños en Cuba. Lleva más de dos décadas firmando series de éxito como El Ministerio del Tiempo, Malaka, Mano de hierro y Cuando nadie nos ve. Ahora se adentra en el ámbito del thriller histórico con «La mano negra».

Fuente de la imagen de Daniel Corpas Hansen: planetadelibros.com