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Los hijos de la sal

Los hijos de la sal, de Luis Bertomeu

Luis Bertomeu Contreras nos transporta a la Cartagena de finales del siglo XVIII con «Los hijos de la sal», una novela que no solo nos cuenta una historia, sino que nos hace sentirla en la piel. Desde la primera página, nos metemos dentro de un mundo de contrastes, donde la supervivencia, la soledad y la lucha por un futuro mejor laten con una fuerza que no dejaran impasible al lector. Publicada por Ediciones Pàmies y finalista del XIII Premio de Novela Histórica «Ciudad de Ûbeda», esta obra es una novela muy intensa que nos lleva de la ternura al desgarro en un solo suspiro.

La novela se divide en dos partes bien diferenciadas, pero ambas igual de conmovedoras. La primera nos presenta a Ricardo Sancho de Tiñoso, un niño que, de un momento a otro, lo pierde todo. Su familia es asesinada en una reyerta, y él se ve obligado a sobrevivir en las calles de Cartagena. Su vida con los icues, esos niños abandonados que forman su propia hermandad en el puerto, es tan dura como entrañable. A pesar de las penurias, de la necesidad de robar para comer o de dormir en la intemperie, hay entre ellos un vínculo que va más allá del instinto de supervivencia. Juan y su hermano, la pequeña Palma, el pelirrojo Enrique, el frágil Fernandito y, sobre todo, Genista, una niña convertida en mujer antes de tiempo y que se se erige en la intransigente jefa del grupo, forman esta panda que emociona y duele a partes iguales.

Las páginas dedicadas a su infancia son un retrato conmovedor de la soledad, la amistad y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo. Ricardo, con su sangre mezclada de gitano y paya, lleva consigo una identidad que será una carga y una fortaleza a lo largo de su vida. Cuando finalmente logra salir de ese entorno y entra en la Academia de Guardias Marinas, la novela cambia de tono. Pasamos de la miseria infantil a la construcción de un hombre que, a base de esfuerzo y tenacidad, se convierte en el mejor de su promoción. Sin embargo, su pasado nunca lo abandonará.

Los hijos de la sal, de Luis Bertomeu

Años después, Ricardo, con la derrota de Trafalgar marcando el destino del país y la amenaza francesa a punto de cuajar, comienza una nueva andadura. La segunda parte de la novela nos sumerge en una lucha a muerte, pero esta vez no en los mares, sino en las calles y los montes, donde la guerra se libra cuerpo a cuerpo, con la desesperación y el coraje de quienes se niegan a rendirse. Ricardo no solo combate con armas, sino también con recuerdos. La resistencia contra los franceses se convierte en su última gran batalla, y en ella se reencuentra con los fantasmas de su infancia.

Las escenas de lucha son intensas, pero lo que realmente golpea al corazón es la humanidad que Bertomeu imprime a cada personaje. Isidro, un hombre mayor que se une a la causa y que se convierte en el narrador de la historia, nos ofrece una mirada entrañable y melancólica de esta lucha desesperada. Carmen, una mujer mayor, una anciana que en ocasiones no puede con sus piernas pero que no ceja en el combate contra el invasor. No es solo una guerra de independencia, es una guerra por la dignidad, por los lazos que el tiempo no puede romper, por las promesas que se hacen en la infancia y se cumplen en la madurez.

Uno de los grandes aciertos de la novela es la manera en que nos hace vivir el dolor y la esperanza de sus personajes. La investigación histórica es impecable, sí, pero lo que realmente destaca es la forma en que Bertomeu consigue que cada escena nos llegue al alma. No es solo un relato de aventuras, sino una historia de amor fraternal, de lucha y de sacrificio.

Las escenas de lucha son intensas, pero lo que realmente golpea al corazón es la humanidad que Bertomeu imprime a cada personaje.

Además del magnífico argumento, la ambientación de «Los hijos de la sal» es otro de sus grandes puntos fuertes. La Cartagena de la época cobra vida en sus páginas con una fuerza arrolladora: sus calles empedradas, el bullicio del puerto, las noches de hambre y peligro en El Arenal. Es un escenario que se siente vivo, vibrante, testigo de las alegrías y desgracias de sus personajes. En la segunda parte, la recreación de los tiempos convulsos de la ocupación francesa en España está llena de detalles históricos que enriquecen la trama y la dotan de un realismo abrumador.

Pero más allá de los hechos, lo que realmente emociona en esta novela es la evolución de sus personajes. Ricardo no solo crece en edad y en experiencia, sino que también se enfrenta a dilemas morales y emocionales que lo marcan profundamente. Su historia es la de un niño que lucha por encontrar su lugar en el mundo, un joven que se abre paso a fuerza de voluntad y un hombre que regresa a sus raíces para enfrentarse a los fantasmas del pasado. Y a su alrededor, personajes secundarios que dejan una huella imborrable en el lector: desde Genista, con su coraje inquebrantable, hasta Isidro, cuya sabiduría y ternura dan una nueva dimensión al relato.

«Los hijos de la sal» es una de esas novelas que se lee con el corazón. Nos recuerda la dureza de la vida, la injusticia de la guerra y la fuerza del espíritu humano. Es un viaje que nos arrastra desde las sombras de la niñez hasta la luz de la madurez, con personajes que se quedan a vivir en la memoria. Para quienes buscan una novela histórica con alma, esta es una joya que no debería pasar desapercibida. Una historia de dolor y superación, de pérdidas y reencuentros, de vínculos que el tiempo no puede romper. Sin duda, una lectura que se siente y que emociona al lector. Se aprecia que me ha gustado ¿no?

Ediciones Pàmies nos ofrece la lectura del primer capítulo en este enlace de su web.

 

FICHA TÉCNICA

Portada
Título: Los hijos de la sal
Autor/a: Luis Bertomeu Contreras
Editorial: Pàmies
Páginas: 368
Año de edición: 02/2025
Precio: 21,95€ Rústica / 8,99€ eBook
ISBN: 978-84-10070-57-8

 

Luis Bertomeu

Luis Bertomeu

1988, Valencia, España

Estudió Magisterio y Bellas Artes, para especializarse finalmente en la conservación y restauración de bienes culturales. Si bien muchos han sido los derroteros que ha tomado profesionalmente, colaborando con distintas instituciones culturales y museos, siempre le ha perseguido la ocupación de contador de historias. Dedicado por completo al arte y el patrimonio, es un apasionado también de la naturaleza y la narrativa costumbrista e histórica, cuando no pasa el tiempo entre brochas y pintura. Tras ganar algunos concursos de cuentos, poesía y narrativa breve, Los hijos de la sal es su primera novela, finalista en el XIII Premio de Novela Histórica «Ciudad de Úbeda».

Fuente de la imagen de Luis Bertomeu: edicionespamies.com