Lo que aprendí de mi pingüino
La novela de la que os voy a hablar hoy es una historia real y su narrador será, ni más ni menos, que el propio protagonista. Me estoy refiriendo a Lo que aprendí de mi pingüino, de Tom Michell.
Tom tiene veintitrés años cuando comienza la narración. Es un joven inglés de espíritu libre que viaja por Sudamérica para llegar a su destino final, Argentina, donde trabajará como profesor de inglés en un colegio mayor y, mientras tanto, conocerse a sí mismo. Antes de llegar al país que le acogerá hace una parada en Uruguay. Allí conocerá a un pingüino al que pondrá por nombre Juan Salvador cuando lo rescata de una muerte segura al encontrarlo junto a otros muchos pingüinos que habían muerto o estaban agonizantes como consecuencia de un vertido de petróleo. Tom se lleva al pingüino al piso que le habían prestado durante su estancia en Uruguay y allí, en el baño, pretende limpiarle y dejarle sin resto alguno de vertido. Cuando termina descubre que el ave no quiere separarse de él y que él está empezando a sopesar la idea de llevárselo a Argentina.
Así comienza la historia de un viaje y de la estancia en un colegio de un pingüino que se acaba convirtiendo en la mascota del equipo de rugby y termina transformando la vida de todos los que le rodean. Y es que Juan Salvador, el pingüino, es, sin duda, el personaje principal, un ser inteligente que en ocasiones es descrito como si de una persona se tratase de tan humanas como son sus reacciones.
En menos de 300 páginas, el autor y protagonista narra la tierna historia de amistad entre un hombre y un animal que tocará la sensibilidad del lector con un vocabulario sencillo y sin pretensiones. Tom Michell sabe combinar la carga emotiva con la informativa, consigue hacer reír al lector y que en algún momento se le derrame una lagrimita. Aborda, aunque superficialmente, otros temas como son la escasa importancia que en los años 70 se le daba a los vertidos industriales o el incipiente golpe de estado argentino y la situación económica que atravesaba el país.
En un primer momento, no acabó de llamarme la atención el argumento de Lo que aprendí de mi pingüino porque no sabía que esperarme de ella y la mascota no era muy normal para lo que solemos estar acostumbrados, pero me dije que sí, que por qué no y, al final, me he llevado una sorpresa porque es una novela sencilla que, con una historia casi imposible, ha llegado a emocionarme.
Lo que aprendí de mi pingüino es una novela que se puede leer como descanso, se lee rápido y no tiene complicaciones y si, por casualidad, os apetece saber más de los pingüinos de Magallanes, esta es vuestra novela.
Tom Michell nació y se crió en un entorno rural de Inglaterra, donde descubrió su pasión por los animales y la naturaleza en general. Desde los años ochenta vive en Cornualles, colabora en la empresa familiar, cuida su huerto y canta en un coro. Es aficionado a dibujar escenas de la campiña de los alrededores, especialmente las aves rapaces, y es defensor de los modos de vida sostenibles. Está casado, tiene cuatro hijos adultos y tres nietos. Durante años su asombrosa experiencia con Juan Salvador no ha sido más que una historia para contar en familia. Cuatro décadas más tarde, ha decidido compartirla con el mundo a través de su libro Lo que aprendí de mi pingüino (Plaza y Janés, 2016). |
FICHA TÉCNICA
Título: | Lo que aprendí de mi pingüino |
Autor/a: | Tom Michell |
Editorial: | Plaza & Janés |
Páginas: | 256 |
Año de edición: | 02/2016 |
Precio: | 16,90€ Rústica / 8,99€ eBook |
ISBN: | 978-84-01-01696-7 |
Me lo ofrecieron pero no me terminé de decidir, me alegro que lo hayas disfrutado
Es de esos libros que no me importaría leer si se cruza en mi camino.
Besotes!!!
Aunque estoy segura de que la historia no deja de ser curiosa, no me termina de llamar tanto como para irme a por él.
Besos
Este libro me tiene maravillada! y le tengo muchas ganas!
Lo tendré en cuenta gracias a tu referencia. Es una posibilidad de lectura ligera.
Abrazos
Pues a mí en principio, tampoco me llama la atención… pero no la voy a descartar porque como tú dices, a veces nos llevamos sorpresas…
Si se cruza…
Un beso
Pues parece muy original. No me importaría leerlo si se me cruza 🙂
Bs.