Cuando Eva me paso el libro de  “Siete Cruces”  debo reconocer que me gusto la trama y, que me recordó a una película cuyo nombre no logro recordar de siete personas  que coinciden en un hostal, una de ellas un niño  quedando todos finalmente  a su merced, para luego descubrir que todos son las distintas personalidades de un psicópata asesino y, la trama se desarrolla en su mente en una sesión de psicoanálisis.

Me gusta leer, dejar que mi imaginación me lleve a otros lugares,  otros sitios,  distintas épocas y, que me haga sentir a medida que  voy pasando de página pero reconozco que el universo donde  entré no me gustó. Es un libro de lectura ágil, donde el autor describe cada uno de sus personajes e historias con gran profundidad y realismo, lo cual choca poderosamente con el argumento del mismo: gente real con superpoderes secuestrados en torno a un extraño niño acompañado de una mujer asiática. El hilo conductor es la historia de cada uno de los ocupantes de las cruces: un parado alcohólico; una chica maltratada; un cuidador de ancianos fetichista, un anciano con alzhéimer, una obesa con problemas de autoestima y un vagabundo; está  narrada por su secuestrador  y, conforme vas leyendo te engancha porque estas deseando llegar al final y, encontrar la explicación, el nexo de unión de todo y de todos. Pero es demasiado descriptivo, es como ver una película “gore” donde cada cual tiene un límite y, algunos párrafos los leí entre líneas porque no quería más detalles, era recrearse en los aspectos más desagradables y soeces sin ninguna necesidad. La historia del anciano es la más tierna de todas y, esos ápices de ternura quedan también patentes en la relación entre el vagabundo y la obesa pero no compensa con el resto de las “crueldades literarias” que componen el libro tanto en la elección de los temas como en la forma de desarrollarlos. Cuando llega el ansiado desenlace, la historia se para literalmente, de hecho comprobé varias veces el e-book  para verificar que no era un error, que realmente el libro se había terminado.

No es un libro más, no te deja indiferente pero no lo recomendaría a quien quiera pasar un buen rato leyendo un libro; sin embargo sí me gustaría leer el próximo libro del autor si fuera  enfocado de otro forma: sin  mutilaciones ni esparcimiento de vísceras de ningún tipo.

 María

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