Tras leer esta novela, sólo puedo decir que continuaré leyendo las anteriores a esta. Me ha gustado, me he entretenido y me ha divertido esta aventura de Bevilacqua (Vila) y de Chamorro (brigada y sargento de la Guardia Civil respectivamente). Con guiños a la actualidad del país como aquella actriz que se descubrió que había contratado los servicios de un matón a sueldo para que le diera una paliza a un famoso presentador de televisión o esa serie de TVE protagonizada por otra pareja de guardias civiles y que se llamaba UCO, nos lleva a una España actual, a un Madrid de hoy en día.

Vila y Chamorro también trabajan en la UCO, la Unidad Central Operativa. En esta ocasión Vila comienza la novela un poco, bastante diría yo, frustrado al ver cómo han puesto en libertad a un asesino que él había detenido hacía un tiempo y tras una dura y larga investigación. Decepcionado con el sistema judicial se le encarga que investigue el asesinato de un hombre que ha aparecido muerto en el ascensor de su vivienda con dos tiros en la nuca. Todo parece indicar que ha sido obra de un sicario.

Conforme avanza la investigación descubren que la víctima es poseedor de un pasado un tanto turbio, cuenta con antecedentes policiales por drogas y maltrato de género además de una extraña afición por el nazismo.

Una novela que habla de la maldad del ser humano, de lo retorcida que puede llegar a ser una persona, de la ausencia de moral que existe en buena parte de nuestra sociedad y también de lo injusta que en ocasiones puede resultar la justicia.

En conclusión, una novela cercana que me ha gustado bastante, un guiño de frescura para este verano que nos abandona.

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