Una novela puede gustarte, puede engancharte pero, susurrarte sus palabras al oído cuando estás dormido muy pocas. Eso es lo que me ha pasado con Cartas a palacio.

Cartas a palacio transcurre en el periodo de la 1ª Guerra Mundial. Un personaje nada desdeñable, ni más ni menos que un rey, ni más ni menos que Alfonso XIII, recibe una carta en vísperas de las Navidades de 1914. Una niña francesa le pide ayuda para encontrar a su hermano que estaba combatiendo en el conflicto europeo. El rey de España, país que había logrado mantenerse neutral frente a la oposición de los sectores más duros de la política, logra encontrar al soldado, prisionero pero vivo. La noticia llega a la prensa y empiezan a llegar cartas y cartas, miles y miles de misivas llenas de esperanza y de desesperación. El rey reconoce que él sólo no puede realizar esta labor, que por otro lado no quiere abandonar, y crea una oficina de ayuda pro-cautivos. Un grupo de personas que comienza siendo de tres o cuatro personas y acaba contando con cincuenta y cuatro. Entre el primer grupo de seleccionados tenemos a Blanca, una joven de buena familia que acaba de dejar plantado en el altar a su novio (algo impensable en aquella época) y un joven anarquista que por azares de la vida se ve trabajando del lado de aquellos contra los que siempre había luchado.

De esta forma nos encontramos con un mosaico de personajes muy complejo pero donde cada uno es quien dice ser y todos acabarán teniendo en común la Oficina Pro-cautivos del Palacio Real. Los personajes principales que ya he citado anteriormente darán lugar a unas subtramas a cual más interesante y fascinante: la amiga de Blanca enamorada del novio que ha plantado esta, el hermano de la amiga de Blanca, un joven periodista que sale con un berlinés, la gitana sevillana que se enamora de un pintor francés que es llamado al frente… Una serie de personajes secundarios con un gran peso en la narración y con personalidades propias que el lector debe ir descubriendo poco a poco en esta novela de ritmo trepidante que no te deja ni respirar.

La mezcla ficción-realidad es soberbia. El marco de lo que se pensaba iba a ser una guerra corta y que se convirtió en la madre de todas las guerras ha resultado perfecto para mi reto sobre la 1ª Guerra Mundial. Cuando supe que iba a ser publicada esta novela  pensé que tenía que leerla sin ninguna excusa y no me arrepiento de ello.

Esta es una novela que plasma la triste realidad de España a comienzos del siglo XX, una España políticamente revuelta que no quería al rey y en la que la mujer era un simple objeto de usar y tirar. Me he enervado en muchas ocasiones leyendo la novela porque de verdad me provocaba náuseas ver el comportamiento de algunas mujeres que aparecen en Cartas a palacio.

Cartas a palacio tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en un Best Seller: amor, política, guerras, espías… Y sobre todo la sorpresa. Para mi ha sido una agradable sorpresa el conocer el importante papel que jugó el pueblo español sin hacer distinciones sociales o políticas.

Supongo que huelga decir que me ha gustado mucho ¿verdad? Está bien narrada, su división en trece capítulos con cada personaje bien situado en cada uno de ellos y su ritmo, que no decae en ningún momento de la historia, junto con la historia real que el autor ha querido acercarnos hace de esta novela una de las mejores que se podrán leer en este 2014, año del Primer Centenario del Inicio de la 1ª Guerra Mundial.

Jorge Díaz nació en Alicante en 1962. Es escritor, periodista y guionista de televisión. Es uno de los creadores y ha sido coordinador de guiones de Hospital Central, serie con la que ha cosechado todos los premios de la profesión, el TP y el Ondas, entre otros muchos. Tras un año sabático en Brasil, regresó con su primera novela, Los números del elefante. La justicia de los Errantes, en la que novelaba el viaje latinoamericano de los anarquistas españoles Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti en los años veinte del pasado siglo, fue su primera incursión en el género histórico. Cartas a Palacio es su tercera novela.

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