Con este título inicio una nueva sección de este blog en la que pretendo contaros de manera rápida (o no), lo sucedido con el mundo de la literatura en el transcurso de la semana en que nos encontremos. Espero que os guste esta nueva idea y que disfrutéis con ella al mismo tiempo que podéis contar otras noticias que hayan llegado a vuestro conocimiento.

Esta semana ha sido muy movidita a nivel literario y no precisamente por buenas cosas.

ANTONIO GALA

El pasado día 6 de julio, el escritor Antonio Gala, dio a conocer en la columna que escribe en el diario el mundo, que padece esa terrible enfermedad que ataca continuamente nuestra sociedad. Así mismo nos comunica a los lectores y amigos que ese cáncer es de difícil extirpación. Desde este humilde blog en el que alguno de sus libros ha salido reseñado le deseo la mejor de las suertes y mucha fuerza y valentía para afrontar los momentos que está viviendo.

HEMINGWAY

El 7 de julio comenzaron las fiestas de San Fermín para todos los pamploneses y para todos los invitados que llegan a la ciudad en estos días para correr sus toros y celebrar la fiesta. Esto mismo hizo, hace ya unos años, el señor Hemingway que enamorándose de tal fiesta no tuvo otra que escribir su novela Fiesta (1926), novela que aún no he leído y que lo mismo leo el próximo año en estas fechas para sentirme más en circunstancias. ¿la habéis leído alguien? ¿la recomendáis?

CÓDICE CALIXTINO

Por último citaré un hecho realmente doloroso que ha acontecido con el manuscrito del siglo XII robado en los archivos de la Catedral de Santiago de Compostela.  Dicho manuscrito es conocido como el Códice Calixtino pieza de un valor, no sólo económico, incalculable. Los especialistas lo consideran como la primera guía del Camino de Santiago donde además de liturgia religiosa también se podían encontrar consejos para los peregrinos. Mi pregunta es ¿cómo se pudo robar un domingo y denunciarse un martes? ¿acaso no se dieron cuenta los responsables? ¿A quién habría que pedir cuentas de tan magno robo? Dicen que el Códice contaba con todas las medidas de seguridad necesarias. Sin duda, no fueron suficientes. Los escritores ya tienen ahí un buen argumento ¿o no?