«Mientras alguien nos recuerda», de Carmen Conde Veiga, nos traslada a la Barcelona de 1946, un año marcado por las sombras de una reciente guerra y la implacable opresión de una dictadura férrea. El escenario está listo para una trama intrigante que entrelaza los destinos de personajes memorables.

En esta atmósfera de desasosiego, el inspector Aparicio y el joven gente Muñoz emergen como los protagonistas de esta historia. Mientras el país lucha por superar las heridas del conflicto bélico, los dos miembros de la brigada criminal se enfrentan a un nuevo enigma: el asesinato brutal de la hermana Natividad, una monja cuyo cuerpo mutilado es encontrado en la sala de cirugía del inquietante Instituto Mental de la Santa Cruz.

La intriga se despliega con cada giro de página, tejiendo una red de conspiraciones que rodea este oscuro crimen. Sin embargo, la investigación no está exenta de desafíos; el obispado interviene con obstáculos que amenazan con poner fin al caso antes de que cobre impulso. Aparicio y Muñoz se ven obligados a sortear estos obstáculos y desenterrar la verdad oculta tras el homicidio.

A medida que el pasado y el presente se entrelazan, la novela también nos lleva a 2008, donde Irene Beltrán se convierte en un personaje central. Con una existencia anodina y un aprecio profundo por la literatura, Irene trabaja como ayudante bibliotecaria. La casualidad le lleva a descubrir documentos antiguos relacionados con el Instituto Mental de la Santa Cruz, y así, sin proponérselo, se ve arrastrada al torbellino de la historia que ocurrió décadas atrás. La ironía reside en que la biblioteca en la que trabaja ocupa ahora parte de lo que solía ser el sombrío instituto.

La narración evoluciona con una prosa inmersiva, revelando cuidadosamente los recovecos de la clínica que, en el pasado, fue transformada en un siniestro manicomio. Con cada capítulo, los detalles emergen: curaciones dudosas, maltratos crueles, experimentos inhumanos y abusos que aumentan de intensidad a medida que se desarrolla el relato. Las páginas de la novela se convierten en testigos de mujeres forzadas a internarse por razones que poco tienen que ver con enfermedades mentales, sino más bien con la opresión de una sociedad que no permitía divergencias. Esposas consideradas infieles, hijas embarazadas y mujeres que no encajaban en los moldes predefinidos de sus maridos eran arrojadas a un abismo de sufrimiento y desesperación.

«Mientras alguien nos recuerda», de Carmen Conde Veiga, nos traslada a la Barcelona de 1946, un año marcado por las sombras de una reciente guerra y la implacable opresión de una dictadura férrea.

La habilidad narrativa de Conde Veiga se traduce en un ritmo ágil que mantiene al lector inmerso en la investigación de Aparicio mientras los acontecimientos se desenvuelven de forma vertiginosa. La ambientación en la Barcelona de posguerra cobra vida, sumergiendo a los lectores en los matices y la decadencia de la época. Los personajes, en su complejidad y profundidad, se erigen como elementos esenciales de esta trama, impregnando de autenticidad cada interacción y dilema.

En resumen…

«Mientras alguien nos recuerda» se convierte así en un impactante testimonio literario, un recordatorio de las desigualdades, la ignorancia y la crueldad que caracterizaban a una sociedad dominada por la dictadura. En sus páginas, los lectores nos sumergimos en la España de posguerra, donde la distancia entre los que tenían y los que carecían era abismal. Un testimonio de la lucha de aquellos que lidiaban con una sociedad que los marginaba y olvidaba, mientras los más afortunados dormían plácidamente sobre colchones de seguridad. Carmen Conde Veiga nos brinda una narración que, a pesar de su ambientación histórica, resuena con la relevancia de las luchas contemporáneas por la justicia y la igualdad.

Podemos leer un fragmento de la novela en este enlace con el que nos obsequia Roca en su web.

 

 

Fuente de la imagen de Carmen Conde Veiga: penguinlibros.com

---

Más sobre Carmen Conde Veiga en la web