Ayer tuvo lugar en Ciudad Real una conferencia del conocido autor de novela histórica Jesús Sánchez Adalid. La charla tuvo lugar en el antiguo Gran Casino de la ciudad gracias a la Asociación Cultural Oretana de Ciudad Real.

La conferencia, dedicada a «la nueva novela histórica», comenzó de la mano de la también escritora de novela histórica María Gudín quien hizo un recorrido por la obra del autor entre la que podemos encontrar novelas tan conocidas como «El mozárabe», «El alma de la ciudad» o «Los milagros del vino».

Jesús se mostró muy cercano al público asistente levantándose de la mesa y prescindiendo del micrófono para disertar sobre el tema que le trajo hasta esta ciudad.

Sánchez Adalid  dijo que las historias han existido desde siempre en cualquier sociedad cuando la gente se sentaba por la noche, no para leer sino para escuchar hechos pasados y esto es lo que se llama tradición oral. Quiso destacar que la novela histórica es relativamente joven en España, data de los años 90 y su actual proliferación  en las estanterías de todas las librerías puede hacer que a este tipo de novela no se le dé la importancia que debería tener ya que, como él mismo citó, puedes encontrar novelas como «El código  Da Vinci» en esos estantes además de otras novelas que denomina «bastardas» y que se las ha dado en llamar históricas cuando no narran hechos históricos y además cuentan con una pésima documentación. Entre los libros que Sánchez Adalid citó como máximos exponentes de la historia citó a la Biblia,  que si bien es una compilación de libros religiosos no podemos olvidar que se citan momentos históricos muy importantes, el Alejandro Magno de Mary Renault o las «Memorias de Adriano» de Marguerite Yourcenar.

Tras la conferencia hubo un pequeño coloquio en el que entre otras cosas se preguntó sobre los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdos y si se les puede considerar como novela histórica a lo que el autor dijo que él no los considera así (si os interesa, yo tampoco), fue una novela contemporanea sobre unos hechos que estaban ocurriendo, quien los ha hecho novela histórica hemos sido nosotros al leerlos doscientos años después.

Después del coloquio, el escritor firmó ejemplares de sus libros y yo aproveché el momento para que, tanto él como María Gudín, me firmaran los que yo llevaba.